Se fue Mamicu
El periodista Gustavo Enrique Sánchez Romero falleció este miércoles, a los 53 años, al sufrir un paro cardíaco en plena Ruta 168 cuando viajaba hacia Santa Fe, su ciudad natal. Danilo Lima
Gustavo Enrique Sánchez Romero –Mamicu, Mamita o El Gordo– padecía desde hacía unos años problemas coronarios y hace pocos días había sido intervenido nuevamente para que le colocaran un stent. Esta tarde, alrededor de las 14, se sintió mal mientras manejaba, se detuvo al costado de la ruta en la zona de La Guardia, y alcanzó a llamar al servicio de emergencia, pero cuando los profesionales llegaron al lugar ya se encontraba sin vida.
El fútbol fue su primera gran pasión y Colón su amor eterno. Jugó en las divisiones inferiores “sabaleras” y siempre recordaba que no había llegado a primera porque “El Negro (Omar) Palma, un jugadorazo, estaba en su mejor momento y era el titular indiscutido”.
Se vino a Paraná a jugar a Sportivo Urquiza, en los tiempos en que Enrique Albertini presidía la institución, y en La Floresta también mostró su talento con la pelota. Paralelamente comenzó a estudiar Comunicación Social en la Facultad de Ciencias de la Educación y allí forjó su otra gran pasión: el periodismo.
Papá de Luisina y Alejo –por los que sentía devoción–, Sánchez Romero trabajó en distintos medios de comunicación, pero fue en El Diario, de Paraná, donde pudo desarrollar en plenitud su profesión, con eje en los temas económicos, pero con la extraordinaria capacidad de abordar cuestiones ciertamente disímiles.
Se desempeñó, asimismo, en radio y televisión –además de cumplir tareas en varias instituciones como el Paraná Rowing Club y el Instituto del Seguro de Entre Ríos, entre otras–, pero su creación más trascendente fue Dos Florines, uno de los sitios digitales especializados en economía más importantes de la región, y del que estaba justificadamente orgulloso. “Estoy viviendo, por fin, de Dos Florines”, me dijo la última vez que nos encontramos.
A Sánchez Romero la vida no le fue fácil y pasó por (casi) todas, pero aun así, o ocaso por eso mismo, vivió intensamente cada día, con un especial sentido del humor. Siempre se autodefinía como “un periodista económico… para los medios en los que trabajo”.
Polémico, autorreferencial y muy generoso, Mamicu fue protagonista de mil anécdotas y solía transformar sus desventuras, aun las más duras, en situaciones jocosas. Una muestra inequívoca de que era una persona muy inteligente.
Sánchez Romero ya no está entre nosotros. Se fue muy pronto, muy joven. ¡Te vamos a extrañar, Mamicu!
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