Pequeños productores se oponen a la importación de alimentos
Organizaciones campesinas y técnicos del sector rechazaron la medida anunciada por el Gobierno nacional con el fin de reducir la inflación. Consideraron, en cambio, que la solución a ese problema consiste en aumentar la producción local y ayudar a los pequeños y medianos productores a acceder a la tierra propia. Danilo Lima
La decisión del Gobierno nacional de importar alimentos con el objetivo de bajar los precios no fue bien recibida por las organizaciones que agrupan a los agricultores familiares, quienes, por el contrario, consideran que la medida los afectará.
Proponen, en cambio, la instrumentación de políticas que alienten el aumento de la producción local, y, también, ayudar a los pequeños y medianos productores a acceder a la tierra.
La Federación Nacional Campesina (FNC) dio a conocer un documento en donde señala que “lo que consume el pueblo queremos producirlo quienes vivimos y trabajamos en Argentina”, y, asimismo, enumera una serie de medidas para combatir la inflación.
La FNC reclama, en el corto plazo, ayuda económica, subsidios y créditos blandos para mantener y aumentar la producción –especialmente dañada por la reciente sequía–, compra directa y redes de comercialización instrumentadas por el Estado que elimine la cadena de intermediarios. A mediano plazo, distribución de tierras y la reglamentación de la Ley 27.118, de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar.
Miradas
Roberto Solano, coordinador de la FNC en la provincia de Buenos Aires y presidente de la Asociación de Medieros y Afines (Asoma), dijo que “estamos en total desacuerdo” con la apertura de la importación de alimentos sin aranceles, al tiempo que consideró “equivocadas” las políticas que está implementando el Gobierno. “No estamos de acuerdo con la medida porque a nosotros, como pequeños productores, nos va a afectar”, remarcó, y consideró que el acceso a la tierra por parte de los pequeños productores permitirá alcanzar una producción de mejor calidad y abaratar los costos. “Que en un país a la deriva, sin rumbo económico, salgan con estas medidas es preocupante”, enfatizó Solano.
Pablo Benetti, técnico de la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Safci) en La Paz, en la misma línea, sostuvo que para bajar el precio de los alimentos “hay cuestiones centrales: aumentar la producción local –para lo cual es fundamental el acceso a la tierra porque el costo de los arrendamientos es altísimo–, el control de precios –no puede ser que el mismo producto tenga valores distintos– y poder garantizar canales de comercialización directa”.
Se trata, abundó Benetti, de medidas “totalmente factibles”, pero “el tema es cómo se acompañan esos procesos desde el Estado”.
Las devaluaciones
Por otro lado, el aumento de las cotizaciones del dólar, o, para decirlo mejor, las constantes devaluaciones del peso, inevitables en procesos de altísima inflación como los que atraviesa el país, también impactan en la agricultura familiar.
“Es un problema que nos afecta mucho, muchísimo, porque todos los insumos que se usan para la agricultura familiar están dolarizados, pero cuando nosotros sacamos la producción de los invernáculos, de los campos, la terminamos vendiendo en pesos”, explicó Solano.
La ley que espera
En 2014, durante el segundo mandato presidencial de Cristina Kirchner, el Congreso de la Nación sancionó la Ley 27.118, de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar, y, a pesar de que han pasado 9 años y tres Presidentes, aún no fue reglamentada.
Solano, en este sentido, se lamentó de que haya pasado tanto tiempo y todo siga igual. “Pasó Cristina, pasó Mauricio Macri y está pasando Alberto Fernández –con un gobierno que se dice nacional y popular– y la norma, que realmente es necesaria y muy beneficiosa para los pequeños productores, no ha sido reglamentada, y nosotros creemos que eso no se ha dado porque se tocan intereses muy complejos, como el acceso a la tierra”, remarcó.
Una situación crítica
Benetti, en otro orden, comentó que la última sequía, fue devastadora para los agricultores familiares y complicó muchos más el panorama.
En el departamento La Paz, puntualmente, “la situación es crítica, por no decir otra palabra más fuerte. La seca ha golpeado tremendamente: la producción hortícola se perdió toda y recién ahora se está reflotando un poco, se han muerto animales y los productores se han visto obligados a vender las ovejas y también la hacienda bovina flaca por la falta de alimentos. Todo es catastrófico”, enfatizó.
Las avenas, los verdeos, que se sembraron “se están secando en parte, no han crecido lo necesario y no hay volumen de forraje”, mientras las perspectivas de siembra de trigo de los pequeños productores “son nulas”.
En el caso de los tamberos, agregó Benetti, “la posibilidad de sembrar pasturas es muy poca y ahí es donde se les complica porque la base de la alimentación de las vacas lecheras es el forraje, dado que el costo del alimento balanceado es altísimo debido a que los precios del maíz y la soja han subido”.
La consecuencia: sin pasturas ni balanceados los productores no tienen más remedio que vender su hacienda. “Hay casos en donde han vendido todas sus vacas”, comentó Benetti, que, por eso, habla de una situación crítica.
Nota publicada en El Diario
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