Los caminos, el reclamo eterno de la ruralidad

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El mal estado de los caminos en Entre Ríos –en algunas zonas acaso haya que decir el deplorable estado de los caminos– es, seguramente, el mayor cuestionamiento al Estado provincial no sólo de los productores agropecuarios sino de la ruralidad en su conjunto.

Los reclamos para la mejora, o, simplemente, el mantenimiento de miles de kilómetros de caminos de ripio, broza y tierra llevan décadas. Los gobiernos pasan, las administraciones de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) también, pero las soluciones a un problema tan básico como tener caminos transitables no aparecen. Sólo algunos retoques, mínimos, en muy pocos lugares de la geografía entrerriana.

Por los caminos transita la producción –agrícola, ganadera, de leche, de las economías regionales–, pero también, y sobre todo, transita la vida de los ciudadanos que viven o trabajan en el campo. Si no hay caminos no hay producción, ni salud, ni educación, ni arraigo.

Hartazgo

La ruralidad está harta de la inacción de los gobiernos en esta materia, y, por eso, el último lunes una buena cantidad de gente se concentró en la zona de Viale para expresar, por enésima vez, su malestar, su bronca, por la falta de respuestas a los reclamos.

La 33

Gustavo Nani, el presidente de la Filial Viale de la Federación Agraria Argentina (FAA), en diálogo con CÓDIGO CAMPO radio, explicó que los productores “se convocaron espontáneamente” por el mal estado de la ruta provincial 33 en el tramo que une Viale con las cercanías de Maciá.

Tras la manifestación, un grupo de productores de la zona mantuvo una reunión con representantes de la DPV, quienes les prometieron que “tres Zonales iban a abordar la problemática en sí, dando un arreglo parcial hasta que llegue el crédito” internacional gestionado por el Gobierno.

– ¿Le creen a Vialidad cuando sus autoridades les dicen que van a trabajar en un arreglo parcial?

– En lo personal soy crítico del accionar de Vialidad. Hace mucho tiempo que estamos pidiendo a sus responsables que se hagan cargo del camino de ripio, que se recupere y mantenga, porque parece que en estos tres años de sequía no tuvieron tiempo.

Llegaron las lluvias y la gente no pudo transitar por el camino en cuyo trayecto hay explotaciones de todo tipo, escuelas, centros de salud.

La gente que vive o se traslada en esa zona no ha podido hacer uso de un camino enripiado al que en los últimos años no se le han efectuado trabajos de mantenimiento, ni hablar de reposición de material.

Cuando no se mantiene un camino de estas características lo que se va es la piedra, el canto rodado, y lo que queda son los pozos a los que se los tapa con tierra en un arreglo transitorio que dura poco y nada, máxime cuando llueve, como pasó en los últimos días. Y aun sin lluvias, en plena sequía, en buena parte del tramo se circulaba en segunda, tercera y hasta en primera marcha por los cráteres del camino.

Lo que falta

En Entre Ríos, según Nani, hace falta un modelo de desarrollo rural que arraigue a la gente en el campo y para eso se necesitan dos cosas básicas: caminos y comunicación.

“Cuando hay caminos, hay inversiones y hay más producción, tanto para el consumo interno como para la exportación, y eso produce arraigo rural”, remarcó el dirigente federado.

Los consorcios camineros

– ¿Los consorcios camineros son una solución?

– Nosotros, desde la Filial Viale, hemos estado trabajando sobre un consorcio que ya se conformó y tiene personería jurídica: el consorcio de Quebracho, y con esa herramienta buscamos soluciones para los caminos.

Hay un ejemplo en Gilbert, departamento Gualeguaychú, donde el consorcio que conformaron allí, con maquinaria no tan nueva, mantiene las partes del camino que trabaja mejor que Vialidad. Y también hay experiencias buenas en otras provincias, como Córdoba y Corrientes.

La evidencia, entonces, me dice que el sector privado, a través de un consorcio, es más eficiente que Vialidad. No es que esté en contra de Vialidad, pero sus estructuras tienen que ser eficientes.

– Hubo, en esta gestión gubernamental, dos proyectos de ley para la creación de consorcios, uno del oficialismo y otro de la oposición. ¿Por qué no avanzaron? ¿Vialidad no quiere?

– No podría decir cuál es la traba. Lo que sí puedo decir es que el productor que no tiene caminos en buen estado, sólo quiere que ese camino sea arreglado. Le interesa que aparezcan las soluciones.

– La administración del gobernador Gustavo Bordet está en su tramo final. ¿Qué esperan del próximo gobierno en materia de caminos?

– La expectativa es que se resuelven los problemas que son reales y de larga data.

Y los problemas de los caminos se resuelven a través de Vialidad, de los consorcios camineros o de una herramienta mixta. Pero para eso hace falta decisión política.

La 20

En el centro y centro-norte de la provincia, como en tantas otras zonas, igualmente, la queja central de los productores es el mal estado de los caminos, puntualmente la ruta provincial 20 en el tramo que va de Villaguay a Federal.

La Sociedad Rural Villaguay, en este sentido, dio a conocer un comunicado en donde advierte que “el grado de deterioro y abandono de nuestra ruta provincial 20, en el trayecto de Lucas Sud, ha llegado a niveles nunca antes visto. Al igual que la indignación y la bronca de la gente que habita y la que produce en todo el distrito Lucas”.

La ruta, remarca la entidad, presenta “un estado de abandono y decadencia tan grande que una lluvia chica ya impide el tránsito de camiones y autos de menor porte”, y subraya que “el abandono de un camino es el abandono de las personas que allí habitan”.

El presidente de la Sociedad Rural Villaguay, José Luis Beltrame, consultado por CÓDIGO CAMPO radio, sostuvo que “todo lo que se diga para describir el lamentable estado de algunos caminos neurálgicos es nuestra zona es poco”.

La ruta 20 es un caso paradigmático. “A mediados de los 70 se hizo el ripio y fue una mejora sustancial para los productores y la gente que vive en la zona”, recordó Beltrame, pero “con el aumento de la producción los caminos no estuvieron acordes a las circunstancias, y ya hace unos 20 o 25 años que la ruta viene teniendo un deterioro sostenido. Agreguémosle a que este último tiempo se ha deteriorado completamente y la verdad es que se ha vuelto una travesía andar por ahí”.

– ¿Vialidad mira para otro lado?

– ¿Alguna vez miró para el lado de los caminos?

– ¿Los políticos no se dan cuenta de la importancia de los caminos?

– Creo que no se toma dimensión de la realidad que atraviesan los productores que trabajan y viven en el campo.

– ¿Por dónde pasa la solución? ¿Hay que reformar Vialidad? ¿Los consorcios camineros son una buena herramienta?

– Aquel ripio de mediados de los 70 que se hizo en la ruta 20 fue obra de Vialidad, pero Vialidad con el tiempo fue dejando de funcionar como corresponde, aunque no sé exactamente cuáles fueron las razones.

Entonces, digo, alguna alternativa tenemos que encontrar: mejorar o refundar Vialidad o crear consorcios. No sé cuál es la mejor opción, pero esto de ahora no, seguro.

Nosotros creemos que tenemos que hablar de este tema, después de las PASO, con los candidatos que van a competir en octubre. Porque venimos machacando fehacientemente desde más de 20 años y parece que todo cae en saco roto.

Punto límite

Beltrame, asimismo, consideró que “estamos llegando a un punto límite” y alertó que “puede haber una rebelión fiscal, aunque a mí me parece que no sería la mejor medida, pero de alguna manera esto va a reventar”.

El productor, subrayó, hasta hace un tiempo “estaba un poco deprimido, preocupado, por este tema de los caminos, pero ahora está enojado, muy enojado. Se agotó, se cansó”.

El naufragio de dos proyectos

Desde la asunción del gobernador Gustavo Bordet, en diciembre de 2015, hubo dos intentos legislativos para sancionar una ley de consorcios camineros.

El primero de ellos fue presentado por diputado opositor Esteban Vitor y el otro por el oficialista Néstor Loggio. Ninguno llegó a buen puerto.

Vitor presentó su iniciativa durante la primera gestión de Bordet, pero no tuvo dictamen; mientras la de Loggio, que tenía el respaldo del Gobernador, se llegó a tratar en comisión pero también naufragó. “Alguien le sacó la escalera y Loggio tuvo que desistir”, recordó una fuente que siguió aquellos trámites legislativos.

Nota publicada en El Diario.

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