En Feliciano le pasaron factura a los delegados de Farer en Fucofa

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En Feliciano, el departamento del norte entrerriano que tiene en la ganadería el eje central de su economía, la situación se ha vuelto demasiado compleja para los productores, debido, esencialmente, a la sequía –que en esa zona aún perdura–, en un contexto de alta inflación y precios de la hacienda que, a pesar de las mejoras de las últimas semanas –cuyo impacto se sintió enseguida en las góndolas– no alcanzan para compensar el atraso que arrastran desde hace un año.

“Atravesamos una realidad que nos agobia”, dijo el presidente de la Sociedad Rural de Feliciano, Juan Alfredo Morante, al hablar en el acto de inauguración de la muestra anual de la entidad.

Pérdidas

El ruralista, además, dio cifras alarmantes de las pérdidas en el stock bovino felicianero como consecuencia de la seca. De acuerdo a la información brindada por Senasa, precisó, “desde junio de 2022 a junio de 2023, sólo por ventas y traslados, hemos perdido el 20% de la máquina de producir. Las vacas, las terneras, y las vaquillonas de reposición, se han ido del departamento, y si a eso le sumamos las pérdidas por mortandad, hoy nuestro rodeo no debe alcanzar el 50% del stock bovino que teníamos al inicio de esta debacle”.

En este contexto, lo “más triste” para Morante es que los productores vendieron los terneros en enero y febrero con 80 y 100 kilos, a 40 mil o 50 mil pesos, mientras un rollo de pasto que en febrero salía 15 mil, en abril costaba 40 mil, o sea, costaba un ternero”.

Como la seca continuó, Morante describió que se comenzaron a vender vacas, muchas de ellas de conserva, con no más de 300/320 kilos, a 150/200 pesos el kilo. “Hoy esos productores tienen el campo vacío, la mayoría de ellos son pequeños y medianos, que viven y hacen estudiar a sus hijos con el producido de su campo. Hoy están en una situación terminal, la plata se gastó en comida y volver a poblar para seguir produciendo con estos valores de la hacienda les será imposible”.

La garrapata

Morante, en otro orden, se refirió a los problemas eternos del sector agropecuario e hizo foco en el avance de las garrapatas en el centro norte entrerriano, un problema que preocupa cada vez más a los productores.

“Hace 50 años que hablamos de caminos, garrapatas e impuestos. Algo debemos estar haciendo muy mal para que sólo hablemos y no lo hayamos podido resolver en tanto tiempo”, reflexionó el presidente de la Sociedad Rural.

Dolido, Morante señaló que la falta de empatía con el norte entrerriano fue lo que mayor desazón le produjo. “Pensé que en algún momento algún dirigente importante, nacional, pudiera venir y acompañar, aunque sea con un abrazo, una palmada de aliento, poniendo el oído, sólo eso hubiese sido gratificante”, dijo, y después apuntó los cañones a los entes sanitarios que “nos obligaron a llevar adelante la campaña de vacunación cuando las vacas no llegaban a los corrales”.

El ruralista reconoció que entendía que “por estatus sanitario no se podía suspender” la campaña, pero confesó que “me pesa” que “a pesar de tratar de lograr una reunión con productores para que le pudieran plantear esta situación, por ejemplo, a nuestros delegados” de Farer (Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos) en Fucofa (Fundación de Lucha contra la Fiebre Aftosa), “recién vinieron cuando la campaña había terminado y eso que contábamos con el apoyo de José (Colombatto), Nicasio (Tito) y Jacinto (Debali)” –presidente, secretario y vicepresidente de Farer, respetivamente– y parte de Farer para lograrla”.

En esa reunión, subrayó, “encima tuvimos que escuchar, impávidos, cómo descaradamente nos mentían en la cara con la lucha contra la garrapata, que ‘es un éxito’ y que ‘la situación es mucho mejor que la de años atrás’, cuando hace unos años en el departamento había sólo tres distritos con garrapata, con campos con problemas, y el resto tenía los campos limpios desde hacía más de 30 años”.

Hoy, en cambio, “sabemos que en Feliciano y en los departamentos vecinos no hay garrapatas en las plazas porque no nos dejan entrar con las vacas. Quiere decir que mejor no estamos”.

Morante, además, consideró que hay que machacar con que la garrapata se termina” porque “es posible”.

El ruralista felicianero, además, sostuvo que el flagelo de la garrapata, potenciado por la aparición de resistencia y la mortandad por tristeza, “son terribles”, y estos efectos “ya los estamos sufriendo en nuestra zona”.

La política

En otro orden, Morante también aludió a las recientes elecciones primarias y cuestionó a quienes se sorprenden por la irrupción de una nueva fuerza política –La Libertad Avanza–. “No debería ser ninguna sorpresa”, opinó, porque los políticos “tienen que entender que no supieron ver el hartazgo de esta sociedad ante el estrepitoso fracaso de los últimos dos gobiernos que hemos tenido en la Argentina”.

Lamentó, en este sentido, que “desde el golpe de 1976 a la fecha sólo se priorizó la especulación financiera por encima de lo productivo, salvo algunas honrosas excepciones por poco tiempo. Eso nos llevó a la debacle en la que hoy nos encontramos, y lo peor es que nadie habla de cambiar esta realidad”.

Esta debacle, entendió, tampoco la puede eludir la dirigencia del movimiento rural. “Siendo el principal sector creador de recursos del país, no hemos podido generar una dirigencia profesionalizada con dedicación full-time”, dijo, y se mostró a favor de una dirigencia que “esté cerca de la realidad diaria y de sus representados”. Caso contrario, advirtió, “nos puede pasar lo mismo que a la política, quedaremos con instituciones vacías, sin renovación y sin bases a quien representar”.

Instó, en esta materia, a trabajar para lograr dirigentes “preparados con recursos económicos y técnicos para tener peso en las cámaras legislativas, sin importar el partido en el que militen, para que cada vez que el gobierno de turno quiera intervenir en temas de la producción agropecuaria, la voz del sector sea escuchada y respetada”.

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