Cómo las BPA potencian al maíz y resguardan al productor
En un panel sobre la implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas, los disertantes explicaron cuáles son los beneficios de su aplicación y de qué modo se preserva el medio ambiente. Código Campo
Durante la segunda jornada del Congreso Internacional de Maíz, que se realizó en el Centro Provincial de Convenciones, los integrantes del panel denominado Las Buenas Prácticas Agrícolas potencian al maíz y resguardan al productor explicaron cómo la implementación de ese recurso optimiza rendimientos, producciones y de qué modo preserva el medio ambiente.
El panel que abordó la temática de las BPA aplicadas por diferentes programas provinciales estuvo integrado por Lucio Amavet, secretario de Agricultura de Entre Ríos; Santiago Dellarossa, del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba; y Pablo Guelperín, coordinador de la Mesa de BPA de Entre Ríos, mientras que Marcos Blanda, del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Córdoba, fue el moderador.
Guelperín invitó a los presentes a “repensar algunas características de la realidad que vive el planeta”, donde habitan unas ocho mil millones de personas, población que, para 2030, ascenderá a nueve mil millones. Por tal motivo, para entonces, se necesitaría dos veces el planeta Tierra para satisfacer las necesidades de alimento y fibras de la humanidad.
El disertante se preguntó si las BPA son una opción o una necesidad. “Nos preocupa uniformar qué entendemos por Buenas Prácticas Agropecuarias, no sólo agrícolas, porque tenemos que pensar también en el animal y en otras cuestiones. La siembra directa, el cuidado del suelo, la protección de la erosión deberían ser factores de atención, pero no ocurre en la mayoría de los suelos, donde lo dañamos y alteramos con las labranzas. Hay idas y venidas, retrocesos”, describió.
Articulación púbico-privada
Por su parte, Lucio Amavet remarcó que cuentan con un plan que se discute en la mesa de las BPA de Entre Ríos, con instituciones públicas y privadas, provinciales y nacionales.
Explicó que “busca poner en valor al productor que realiza las buenas prácticas y es de adhesión voluntaria”. Y añadió: “Diseñamos un protocolo que define los indicadores que son y serán parte del manual operativo. Después de dos años de trabajo, creamos comisiones relacionadas al suelo, manejo de residuos, gestión, regulación de aplicación de fitosanitarios, y uso y manejo del agua”.
Además, explicó que “el programa contempla un reconocimiento simbólico al productor y, en algunas actividades ponderadas, se encadena con la ley provincial de suelo y se asiste al productor con la eximición del impuesto inmobiliario rural para alentar la rotación de los cultivos”.
Política de Estado
En tanto, Santiago Dellarossa explicó que, en la provincia de Córdoba, muchos productores ya implementaban varias acciones vinculadas a las BPA y que, por eso, desde su equipo de trabajo debieron encontrar la veta motivacional. “Nosotros llegamos para incentivar y potenciar esas acciones. Las BPA pretenden achicar la brecha entre lo deseable y lo que está dentro del marco regulatorio”, indicó.
En la misma línea, remarcó que, en 2017, había 1.807 productores cumpliendo con acciones de BPA, mientras que al año siguiente ya se registraban 3.145. Incluso, según datos de 2022, la superficie abarcada por las BPA en Córdoba es de 2.761.000 ha.
En cuanto al programa de BPA que funciona en Córdoba, Dellarossa detalló que “un productor adherido al programa recibirá un certificado para conocer qué buenas prácticas aprobó y tendrá un cartel para mostrar que, del otro lado de la tranquera, hay un productor que cuida el suelo; además, tendrá un reconocimiento económico y un descuento en el impuesto inmobiliario”.
“El programa deja de ser del Gobierno y pasa a ser una política pública. Ya no se puede producir de cualquier manera, en desmedro del cuidado del medio ambiente ni de la sociedad”, concluyó.
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