Una herramienta para transformar el arte de criar en la ciencia de criar
En el INTA Concepción del Uruguay comenzará formalmente esta semana la primera Prueba Pastoril Hereford Mesopotámica, que organizan los criadores entrerrianos. El productor Alfredo Montiel Barbará explicó de qué se trata esta evaluación de la que participan 15 cabañas. Contó, además, la razón por la que esta raza lo enamora. Danilo Lima
Este miércoles 11, en las instalaciones de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Concepción del Uruguay del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), comenzará formalmente la 1ª Prueba Pastoril Hereford Mesopotámica, organizada por la Asociación Argentina Criadores de Hereford, a través de la Comisión Zonal Hereford Mesopotámica.
Se trata de una prueba pastoril de desarrollo que se extenderá por más de un año y cuyo objetivo central es evaluar, sobre la base de distintos caracteres, la calidad de los reproductores criados a campo y en el medio.
En el INTA uruguayense ya están los 32 toritos puros de pedigree y puros registrados –provenientes de 15 cabañas entrerrianas–, de entre seis y ocho meses, que tomarán parte de la prueba. Ingresaron recién destetados el 20 de abril pasado y permanecerán hasta que finalice la prueba –en mayo de 2023– cuando tengan entre 19 a 22 meses.
Las cabañas participantes
Las 15 cabañas participantes son las siguientes: Carpinchorí, de Pampas de Carpinchori SRL, ejido Concordia (Concordia); Don Germán, de Ana Raquel Ormaechea, Mansilla (Tala); Don Juan, de Reyla SA, Mansilla (Tala); El Porvenir, de Alberto David Silin, Colonia Buena Vista (Gualeguay); El Refugio, de El Refugio de Hill Saaciyf, Cuchilla Redonda (Gualeguaychú); La Colorada, de María Luisa Sardá, La Verbena (Feliciano), Lucas Sur 2ª (Villaguay); La Estrella, de José María Morrogh Bernard, Gilbert (Gualeguaychú); La Mimosa, de La Mimosa SRL, Crucesitas 8ª (Nogoyá); La Reconquista, de Jorge Alberto Holzmann, Gilbert (Gualeguaychú); Los Mestizos, de Los Mestizos SA, Perdices (Gualeguaychú); Los Primos, de Don Juancito SRL, ejido Colón (Colón), Lucas Norte, de Francisco José Ayerdi, Lucas Norte (Villaguay); Maivarepá, de Suc. de Rumelio Bautista Spiazzi, Urdinarrain (Gualeguaychú); Montaraz, de Alfredo Montiel Barbará, Laurencena (Nogoyá), y Tres Colonias, de Tres Colonias SA, Villa Elisa (Colón).
¿De qué se trata la prueba?
Alfredo Montiel Barbará, de la cabaña Montaraz y socio de la Hereford, en diálogo con el programa CÓDIGO CAMPO –que se emite por Radio Costa Paraná, 88.1, los sábados de 8 a 9–, explicó que mientras dure la prueba se evaluará ganancia de peso, área de ojo de bife, grasa dorsal, circunferencia escrotal y calidad seminal, al tiempo que serán clasificados en tres juras fenotípicas cada cuatro meses con tres jurados distintos. Con los puntajes de todos estos caracteres evaluados se aplicará un índice de selección y con dicho resultado se generará un ranking de mérito genético del que surgirán los ganadores de la prueba.
A partir del fin de la evaluación, en mayo de 2023, se prepararán los reproductores hasta octubre de 2023 cuando se realizará el remate de todos los toros que saldrán a pista por orden de mérito.
– ¿Qué es exactamente una prueba pastoril de desarrollo?
– La prueba es una forma objetiva de evaluar a los toros. El productor, generalmente, compra los toros en cabañas, remates, o después de una jura donde se evalúa la parte genotípica.
Esto, en cambio, es algo mucho más profundo. Es una prueba de desarrollo en la que los terneros entraron al INTA de Concepción del Uruguay prácticamente al destete y desde ese momento tienen un tratamiento igualitario, exclusivamente pastoril, sin suplementación.
– ¿Qué se evalúa?
– Se evalúa ganancia de peso, juras fenotípicas, medición de la capacidad reproductiva y medición del área ojo de bife y grasa dorsal. Cada uno de esos caracteres aporta un porcentaje al índice: ganancia de peso (30%), juras fenotípicas –se realizan tres, una cada cuatro meses, con tres jurados distintos– (30%), la parte reproductiva –mediciones de circunferencia escrotal y calidad de semen– (20%) y medición del área ojo de bife y grasa dorsal (20%)
Esta prueba, en definitiva, es una evaluación de desarrollo, una competencia, que posibilita medir cómo se comporta la raza en el medio.
Nosotros, desde la asociación, somos los organizadores de la prueba, pero no somos los jurados. Las mediciones y los puntajes están a cargo del equipo del INTA Concepción del Uruguay que encabeza Sebastián Vittone.
– ¿Qué se hace con toda la información que generan estas pruebas?
– Esa información interesa mucho al INTA, para su trabajo. Para los criadores es importante porque permite la homogeneización de los lotes, no hay tantas diferencias entre los toros de un mismo lote. Esas diferencias son propias del animal pero no ambientales porque las condiciones son las mismas.
Es, en definitiva, la forma moderna de transformar el arte de criar en la ciencia de criar.
– ¿Hacia dónde va la raza?
– Hereford es la raza mayoritaria en la Mesopotamia desde que las compañías inglesas llegaron a esta zona del país y la eligieron. Es, sin entrar en disputas entre razas, la que mejor adaptación tuvo, tiene un pelaje que se adapta mejor al calor.
Pero su gran ventaja es la mansedumbre. El Hereford es un animal manso –el más manso que hay– y eso es lo que a mí me enamora de la raza. Posee una excelente capacidad carnicera y se adapta tanto para novillos de exportación como para consumo, es muy flexible en ese sentido.
La actualidad ganadera
Montiel Barbará, por otra parte, expresó su convencimiento de que el productor ganadero “es un hombre de fe” porque “mira lejos, no cerca, dado que los ciclos son largos, y, entonces, hay que tener mucha convicción para dedicarse a la ganadería.
“Nosotros seguimos y vamos a seguir, porque la ganadería es el futuro, y lo es por varias razones”, remarcó. Y lo explicó: “Es la actividad de mayor importancia en el país –está presente desde Tierra del Fuego hasta La Quiaca y desde la costa del río Uruguay hasta la precordillera–, genera divisas genuinas y hace que la gente viva en el campo, la arraiga”.
A estos debe sumarse que la ganadería “está demostrando que es una aliada en la lucha contra el cambio climático porque junto con los árboles fija carbono. Los sistemas pastoriles bien manejados fijan carbono en la tierra”.
El mejor plan
Montiel Barbará, asimismo, consideró que el “mejor plan” para el desarrollo de la ganadería en la Argentina es dejar que el mercado funcione y no restringir la producción ni las exportaciones. “Lo que se necesita, básicamente, es infraestructura –porque no hay inversiones en caminos ni en escuelas– y conectividad, y, sobre todo, dejar producir a los productores”.
Observó, en este sentido, que cualquier plan debiera brindar apoyo y estímulo a los pequeños productores porque “el 40% de los productores de Entre Ríos tiene menos de 100 cabezas y hay un 20% que tiene entre 100 y 250. Y 100 cabezas no es una unidad económica. Esos productores, hoy, están a la buena Dios”.
Los ganaderos, enfatizó, “saben lo que tienen que hacer” y “hay mucha tecnología para que la ganadería crezca como lo hizo la agricultura”.
Es una producción, explicó, que se basa “en tecnologías de procesos, no de insumos ni de inversión de capital. Los ganaderos no crecen tomando grandes créditos ni invirtiendo millones de dólares sino que lo hacen con manejo, con buen asesoramiento y haciendo bien las cosas”.
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