No seamos cómplices, por favor
Por Mariana S. Martínez (*)
No pudimos. Encontramos a “la hija de la lechera”, como nosotros llamamos a esa vaquillona, en “trabajo de parto”. No había tiempo, había que ayudarla ya porque algo no estaba bien. Hicimos fuerza juntos, ella y nosotros, pero no pudimos salvar al ternero.
Creo que nadie puede acostumbrarse a estas cosas de la naturaleza, agradecemos que la encontramos porque hoy ella está bien, recuperándose. Todavía, sin embargo, duelen el cuerpo y el corazón.
Para la inmensa mayoría de los productores, la muerte de un animal no es cosa sólo de dinero, porque nada en nuestro trabajo es sólo eso, trabajamos con la naturaleza y sólo siendo parte de ella se puede sobrevivir.
Según el último censo, el 84% de las explotaciones agropecuarias entrerrianas está a nombre de personas humanas, y el promedio de superficie es de 224 hectáreas por titular... ¡¿Y me hablan de terratenientes?!
Ese promedio nos muestra que somos un montón los que apenas nos mantenemos, por la carga tributaria y los costos dolarizados. No tener caminos ni conectividad, además, hace que todo sea más caro y más difícil en la ruralidad.
Y esto es similar a lo que sucede con las industrias y los comercios en nuestros pueblos. La mayoría invertimos dinero, esfuerzo y esperanzas para luego ver, con desazón, que quienes deben administrar nuestros recursos, lo malgastan. Se lo llevan en bolsos, amenazan a la Justicia e insultan nuestra inteligencia creyendo que, distraídos mirándolos decir barbaridades, no nos vamos a dar cuenta que, por ejemplo, recortaron 70mil millones en Educación o que nos aplicaron un tarifazo peor que aquel que tanto criticaron. O que la mafia sindical sigue impidiendo que trabajen los pocos que tienen trabajo o que no sabemos que Bahillo está para que nada se resuelva, igual que lo hizo acá, en Entre Ríos.
Todos somos cada vez más pobres, algunos no tenemos para pagar una obra social, otros no tienen para pagar la luz. Lo peor, sin embargo, es que varios no tienen moral y la pobreza moral no se puede resolver, sólo debe ser castigada.
Si no hacemos nada o sólo nos quejamos desde casa, nos convertimos en cómplices.
(*) Contadora, productora agropecuaria, integrante de la Comisión de Impuestos y Legislación de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y coordinadora de la Comisión de Mujeres de CRA.
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