Un federado entrerriano explicó por qué el cierre de exportaciones le pega más al pequeño productor
Sebastián Klug, del Centro Juvenil Agrario Bovril, remarcó que la decisión del Gobierno hizo que se desplomaran los precios de la vaca conserva ante la falta de demanda. En la actualidad, contó, ni vendiendo todas vacas de refugo alcanza para comprar las vaquillas necesarias para la reposición. Código Campo
La decisión del presidente Alberto Fernández de mantener las restricciones a las exportaciones de carne vacuna sigue generando rechazo entre los productores, sobre todo de los pequeños ganaderos, que habían encontrado en China un muy buen nicho para la colocación de la vaca conserva o de refugo, es decir aquella vaca vieja cuya carne no se consume en el mercado interno.
La Federación Agraria Argentina (FAA) ha sido muy crítica de esta medida porque, subraya una y otra vez, “afectó severamente a los pequeños y medianos productores que hacen ganadería bovina, a raíz de la marcada baja que sufrieron los precios de la hacienda en pie”.
La entidad dio a conocer una serie de testimonios de chacareros de distintos puntos del país, que cuentan cómo les pegó la decisión de la Casa Rosada.
Uno de esos testimonios es el del entrerriano Sebastián Klug, del Centro Juvenil Agrario Bovril, quien resaltó que desde el momento de la suspensión total de las exportaciones de carne “se produjo una importante caída no sólo en el precio sino también en la demanda, principalmente en la vaca de refugo, que continúa hasta estos días”.
En las demás categorías –invernada y gordo– también se produjo una caída del precio en pie y con constantes variaciones, lo que genera “mucha incertidumbre a la hora de vender”, añadió el federado entrerriano, porque, explicó, “al no haber una previsibilidad de los precios no se puede programar si es rentable hacer ciclo completo o directamente vender la invernada”.
“En mi caso, que soy un pequeño productor y no cuento con mucha superficie de campo, no puedo dejar el total de vaquillas para reposición año a año. Vendiendo las vacas de refugo podía comprar vaquillas afuera, para llegar a reponer la cantidad necesaria para mantener un número constante, y, además, incorporar genética para ir manteniendo y mejorando el rodeo. Pero hoy, lamentablemente, con el cierre de las exportaciones y la caída de precios y demanda de esta categoría (vaca refugo) se hace imposible, ya que vendiendo todas las vacas de refugo no alcanza para comprar las vaquillas necesarias para la reposición”, precisó.
La consecuencia directa es una menor reposición y eso significa que “el plantel de madres se vaya envejeciendo, y, por ende, perdiendo productividad del rodeo, dado que cuanto más vieja es la vaca más baja es la calidad de crianza del ternero”, enfatizó Klug, y agregó que por esto “le va a llevar mucho más tiempo poder llegar a los kilos establecidos para faena produciendo aún más perdida en la productividad y en la rentabilidad de la producción”.
Archivo relacionado: Descargar