¿Por qué en la Argentina no se invierte en riego?
Se trata de una herramienta clave no sólo para aumentar los rendimientos sino, sobre todo, para estabilizarlos. El principal obstáculo, según la opinión del especialista Alejandro Pannunzio, es la cuestión impositiva. “Si el Estado, a través de las retenciones, me captura una parte de la facturación antes de que yo pueda respirar, es muy difícil que tenga un resultado como para pagar” una inversión de ese tipo. Código Campo
El ingeniero agrónomo Alejandro Pannunzio es un conocido empresario del sector arandanero –su establecimiento se encuentra en Colonia Ayuí, departamento Concordia–, profesor titular de la cátedra de Riego y Drenaje de la Facultad de Agronomía de la UBA, y, además, especialista –y apasionado– en riego.
Durante una entrevista con el programa Sexto Sentido, que se transmite por Radio Costa Paraná (88.1), Pannunzio diferenció entre las lluvias y las lluvias efectivas, habló de lo poco que se riega en la Argentina y opinó sobre las razones por las cuales los productores argentinos, pese a ser de vanguardia en muchos casos, no invierten en tecnologías de riego.
Los cultivos, explicó, responden “a la cantidad de agua, en realidad al potencial agua –así se denomina–, que hay en la zona radicular”, y, aclaró, “una cosa es la precipitación y otra cosa es la precipitación efectiva, que es la que queda almacenada en el suelo, dado que no toda el agua de una lluvia queda en la zona radicular”.
Entre Ríos, subrayó el especialista, tiene una enorme cantidad de fuentes de agua: el río Uruguay tiene 5 millones de litros por segundo de caudal, el río Paraná tiene 10/12 millones de litros por segundo de caudal y de agua muy dulce, más el resto de los cursos de agua de la provincia, por lo que, en principio, el recurso para regar, a diferencia de otras zonas, es muy abundante, y, paralelamente, de muy baja salinidad.
El recurso agua, en consecuencia, está, por lo que “suplementar la cantidad de agua necesaria en los momentos en que los cultivos tienen un déficit tendría un enorme impacto, no solamente para aumentar los rendimientos, sino para estabilizarlos, lo que implicaría poder planificar las rotaciones con la tranquilidad de saber que cuando llegue el próximo cultivo no va a haber consumido el agua que tenía en el suelo, sino que eso se va a ir renovando”, explicó Pannunzio.
El riego en el mundo y en la Argentina
En el mundo se riegan 340 millones de hectáreas, que es el 18% de la superficie agrícola y que produce aproximadamente el 50% de la producción agrícola mundial. El riego, básicamente, está en 60 millones de hectáreas en China, 60 millones en India, y el resto se encuentra en el resto del mundo.
En la Argentina, en cambio, “no se riega el 18% del área, se riega nada más que el 5,5% del área, o sea 2,4 millones de hectáreas”. Por lo tanto, comparado con el nivel internacional, “lo que regamos en la Argentina es bastante poco, sobre todo si tenemos en cuenta que el 66% de la superficie de Argentina es árida o semiárida”, agregó el empresario.
La amortización
Pannunzio, por otro lado, ató el tema de la amortización de las inversiones en riego, básicamente, a cuestiones impositivas. Comentó, en este sentido, lo que sucede en Perú, país que genera unos 10.000 millones de dólares por exportaciones frutícolas.
Los empresarios peruanos, relató, “consideran necesario bajar el Impuesto a las Ganancias al 15% –en Argentina es del 35%– para tener un resultado económico tal que puedan generar más puestos de trabajo. De otro modo, no se podrá crecer en producción y sobre todo en la tecnología. Cuando hay retenciones, como en nuestro país, el Estado no captura una parte de la renta de las empresas, sino que captura la facturación. Luego de eso, una vez que le queda la renta, le sigue cobrando y así es difícil invertir”.
– En Argentina, en algún momento, habrá que estudiar la inversión deducida de las ganancias, algo que muchos países han logrado.
– La amortización acelerada de las inversiones, que es la herramienta para lograr eso, es muy útil.
Por eso dije que previo a calcular la rentabilidad, el Estado cobra un porcentaje de la facturación. Ese es el principal obstáculo que tenemos, porque los productores argentinos son de primera línea en el mundo, saben perfectamente en qué invertir, pero si le saca la facturación, cuando llega la época de la renta le queda menos.
Entonces ya no se trata de tener o no tener crédito, porque es interesante tener crédito si uno tiene cómo repagarlo. Si tengo un crédito lo pago en 5 o 6 años, pero para poder pagar el crédito tengo que tener rentabilidad, ahora si me captura el Estado una parte de la facturación antes de que yo pueda ni siquiera respirar, entonces es muy difícil que tenga un resultado como para pagar esa inversión. Ese es un obstáculo importante.
Fuente: Radio Costa Paraná.
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