Tiempo extra para negociar
El Senasa decidió prorrogar por 90 días –hasta el 28 febrero de 2022– el cumplimiento de la DOES (Determinación Obligatoria del Estatus Sanitario) para los establecimientos con menos de 300 vacas. Se abre entonces un espacio para intentar acercar posiciones entre los productores entrerrianos y el Senasa. ¿Hay posibilidades de que se dé luz verde al plan de la Coprosa? Danilo Lima
Los productores entrerrianos han rechazado una y otra vez el plan de lucha contra la brucelosis que intenta imponer el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Altos costos y dudas sobre los resultados finales son, básicamente, las razones centrales por las que en la comarca se mantiene una fuerte resistencia por parte de los ganaderos.
En distintas asambleas, desarrolladas en las últimas semanas –en María Grande, Villa Elisa y Villaguay–, además, salieron a defender con énfasis el plan de lucha entrerriano contra la enfermedad, elaborado en el marco de la Comisión Provincial de Sanidad Animal (Coprosa).
El convencimiento de los entrerrianos de que el plan del Senasa no traerá nada positivo para ellos, a pesar de las presiones del organismo sanitario nacional, es absoluto, y, se sabe, no hay plan sanitario posible si no es aceptado por los productores.
Las posiciones de las partes en pugna parecen inmodificables, intransigentes. Unos y otros quieren lo mismo: luchar con éxito contra la brucelosis bovina, pero no se ponen de acuerdo en la metodología para conseguir el objetivo y, en consecuencia, la polémica continúa.
La última semana, sin embargo, el Senasa dio a conocer una nueva resolución en la que establece una prórroga de 90 días corridos para el cumplimiento de la DOES (Determinación Obligatoria del Estatus Sanitario) para los establecimientos con menos de 300 vacas, el punto central de la discordia. El plazo inicial vencía el 30 de noviembre próximo y ahora se extendió hasta el 28 de febrero.
De esta forma, en la práctica, habrá 90 días más para negociar y acercar posiciones que permita llegar a un acuerdo que conforme a la partes en pugna.
Para aquellos establecimientos con más de 300 vacas, vale recordarlo, el plazo venció el 31 de julio último y no hay ni habrá prórroga.
Ahora bien: ¿Qué piensa Julián Domínguez, el ministro de Agricultura de la Nación, sobre esta cuestión? ¿Existe alguna posibilidad de que dé luz verde al plan entrerriano, o, por el contrario, persistirá como lo hizo su antecesor, Luis Basterra, en defender el plan del Senasa?
Hay que decir, en principio, que esta prórroga se dio a conocer después de la reunión que Domínguez mantuvo con el ministro de Producción, Turismo y Desarrollo Económico de Entre Ríos, Juan José Bahillo, quien, como le pidieron los productores, se puso al frente de las gestiones para que el Gobierno provincial haga respetar lo resuelto por la Coprosa.
Domínguez no se había expresado públicamente en materia de temas sanitarios –más allá de alguna generalidad–, y, esta prórroga, evidentemente, es el primer gesto que adopta sobre la fuerte disputa Senasa - Entre Ríos por la brucelosis.
En la conferencia de prensa posterior a la reunión que mantuvo con los referentes de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias, en la que se anunció la flexibilización de las exportaciones de la carne de vaca china, a pocos días de su asunción, un periodista le hizo una pregunta sobre este punto que, acaso, haya pasado inadvertida. “Soy peronista y hago lo que pide la gente”, respondió Domínguez. Cerca del ministro interpretaron que esa escueta respuesta, tal vez, haya sido un guiño a los productores entrerrianos.
El hombre de Chacabuco desembarcó en el gabinete del presidente de Alberto Fernández después del duro traspié del oficialismo en las elecciones primarias del 12 de septiembre –algunos sostienen que impuesto por los Kirchner, la madre y el hijo– y, como sus pares, hasta las legislativas del 14 de noviembre se moverá con mucha cautela en medio del tembladeral poselectoral.
Esa cautela ha quedado demostrada en el hecho de que no ha introducido modificaciones en su gabinete. Siguen todos: el secretario de Agricultura, Jorge Solmi, y los presidentes del INTA (Susana Mirassou) y del Senasa (Carlos Paz), por ejemplo. “Hasta el 14 de noviembre no habrá ningún cambio. ¿Después? ¡¿Quién sabe qué puede pasar después?!”, dicen en las oficinas de la cartera agropecuaria.
Si el oficialismo vuelve a perder, especulan algunos, “pueden irse varios”. ¿Carlos Paz será uno de esos “varios”? Habrá que esperar.
Mientras tanto, desde la Fundación de Lucha contra la Fiebre Afosa (Fucofa), el ente encargado de las luchas sanitarias en Entre Ríos, se recomienda a los productores con menos de 300 vacas –son unos 25.000– no sangrar los animales susceptibles hasta que no se defina la cuestión de fondo, con la esperanza de que las negociaciones concluyan a favor de la postura entrerriana.
Algunas fuentes se entusiasman y, todavía en voz baja, señalan que “hay muchas posibilidades” de que el plan de la Coprosa, finalmente, tenga luz verde.
¿Llegará la sangre –el “sangrado”– al río?
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