Ya llega el 14, ¿y después?
Danilo Lima (*)
No hay caso. Gustavo Eduardo Bordet persiste en su posición –irreductible, pareciera– de no reunirse con los referentes de la Mesa de Enlace de Entre Ríos, a quienes sólo recibió una vez: el 29 de febrero de 2016, en San José, 80 días después de haber asumido como gobernador de Entre Ríos.
El Impuesto Inmobiliario Rural, la necesidad de instrumentar herramientas financieras para el campo, los caminos y la aplicación de la emergencia agropecuaria, entre otros, fueron los principales temas analizados aquel día –como lo serían hoy– en el recinto del Concejo Deliberante sanjosesino.
Los dirigentes del campo se entusiasmaron. No era para menos. Un Gobernador dialogaba cara a cara con ellos después de casi ocho años de durísimos enfrentamientos con Sergio Daniel Urribarri, el mandatario que en marzo de 2008, durante la disputa por la Resolución 125, de retenciones móviles, decidió sentarse en la falda de Cristina Kirchner para no bajarse jamás.
“Proponemos construir una agenda de trabajo común, discutiendo distintos puntos donde se pueda avanzar rápidamente y en otros vamos a seguir trabajándolos con el equipo de gobierno. La intención es tener un espacio abierto, periódico de reunión donde podamos lograr los consensos para ir mejorando nuestro sistema productivo”, había dicho el mandatario. Era lo que la Mesa de Enlace quería escuchar.
Unos meses después, Bordet tuvo otro fuerte gesto hacia el campo. Una fría y lluviosa tarde de julio visitó la Exposición de la Sociedad Rural Argentina, en Palermo, y hasta se animó a colocarle –con la ayuda de Luis Miguel Etchevehere, el entonces presidente de la SRA– la cucarda a un toro campeón. Era 26 de julio y ese día el peronismo recordaba los 64 años de la muerte de Evita.
Transcurrían los primeros meses de su gestión después de ocho años de Urribarri y cuatro de Jorge Pedro Busti, y debía construir un estilo propio, dialoguista y negociador, después de doce años de kirchnerismo puro y duro, en los que el campo había sido el principal enemigo. Tenía además que convivir con Mauricio Macri en la Casa Rosada. Los tiempos políticos habían cambiado.
Desde aquel prometedor encuentro en San José ya pasaron cinco años y nueve meses, pero el Gobernador nunca más se reunió con la Mesa de Enlace, a pesar de los insistentes pedidos de audiencia.
Los reproches de la dirigencia agropecuaria ante esta negativa son constantes. El primer día de este noviembre de elecciones, por ejemplo, tras la reunión con el ministro Juan José Bahillo en la Casa de Gobierno, ruralistas, federados y cooperativistas volvieron a la carga y se lamentaron porque “se ha perdido una nueva oportunidad” de poder conversar con el Gobernador. “Ya no sabemos qué pensar ni a qué atribuir su ausencia… lleva seis años faltando a la cita”, remarcaron, muy molestos.
Los comicios legislativos del este domingo 14 ya están a un paso, y, si se confirma lo que vaticinan todos los pronósticos –no pocos oficialistas, incluso, admiten que es imposible remontar los resultados de las PASO–, la oposición conseguirá un triunfo que modificará el escenario político en Entre Ríos.
Más allá de los posicionamientos de cada coalición de cara a 2023 –¿Será Enrique Cresto candidato a gobernador ? ¿Y Rogelio Frigerio?–, la pregunta central es cómo transcurrirán los próximos dos años en Entre Ríos.
Hay algo seguro: Bordet, como dicen en Estados Unidos, se transformará en “pato rengo” –en referencia a alguien que ocupa un cargo electivo cuando se aproxima la fecha en que debe dejarlo–, pero todo lo demás está por verse.
En este marco, ¿cuál será la actitud del Gobernador hacia los dirigentes agropecuarios cuando en un período y medio de mandato constitucional sólo los ha recibido una vez? ¿Cambiará o persistirá en su postura? ¿Qué harán los dirigentes si les concediera la audiencia que le piden?
Y en el caso de que los recibiera, más allá de algunos temas puntuales de coyuntura, muchos se preguntan qué política de largo aliento podría debatir si en dos años debe entregar el poder a su sucesor.
Al margen de cualquier hipótesis, lo deseable sería, en primer lugar, que Bordet cambiara su actitud y se sentara a una mesa a dialogar con el campo, dado que resulta incomprensible que no quiera reunirse –por la razón que fuere– con uno de los principales sectores de la economía entrerriana.
Hay, además, varios temas que merecen ser debatidos aun cuando dentro de 25 meses el principal inquilino de la Casa Gris será otro. La demorada sanción de la nueva ley de plaguicidas, la elaboración de un plan serio y sustentable para la mejora de rutas y caminos, la cuestión sanitaria vinculada con la brucelosis, por ejemplo, son algunos de los tópicos que pueden y deben discutirse, entre tantos otros.
El 14 está a un paso. Las urnas darán su veredicto. El 15, el día después, la provincia deberá seguir trabajando y produciendo. Todo lo demás son especulaciones.
(*) Editor y conductor de Código Campo.
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