Una nueva lección de trigo
Nidera Semillas realizó un repaso por las novedades para el cereal en su tradicional jornada a campo. Jorge González Montaner presentó los desafíos para un manejo sustentable. Código Campo
La zona IV triguera es el hogar del trigo argentino, donde el cereal juega en primera. Allí Nidera Semillas realizó un nuevo Campo Líder. Fue en Tandil, en un campo ubicado en el kilómetro 177 de la ruta 226 donde volvió a mostrar sus trigos Baguette y los beneficios de la genética.
En el campo, los asistentes pudieron recorrer parcelas demostrativas sembradas con el nuevo Baguette 820, que la próxima campaña estará disponible para los productores en reemplazo del Baguette 802. También se vio el Baguette 620 y el Baguette 550. Las variedades fueron sembradas en tres fechas y con distintas estrategias de manejo. Vale recordar, que además de los materiales exhibidos en Tandil, el portafolio de Nidera se completa actualmente con el Baguette 450 de ciclo corto y calidad panadera, el Baguette 680, recomendado para el centro oeste del país y el Baguette 750, para las zonas del Oeste, con heladas en pasto.
Además de las fechas de siembra, en los ensayos se pudieron observar recomendaciones de densidad de acuerdo a la variedad, manejo sanitario y distintas estrategias de fertilización –una herramienta clave para alcanzar altos rendimientos y buenos niveles de proteína y peso hectolítrico–.
“Para la zona, las primeras fechas de siembra para variedades de ciclo largo como 802 y 820 son de fines de mayo, le sigue la segunda quincena de junio. En este caso siempre hay que pensar en el antecesor. El mejor es el girasol y el peor, por la ventana de siembra que deja, es el maíz. La papa también es un antecesor habitual y en los casos en los que se cosecha tarde, variedades como Baguette 620 y 550 pueden ser una buena alternativa”, explicó Javier “Chiqui” Latorre (con el megáfono en la foto), responsable de Desarrollo de Producto de Nidera para el sur del país. A su vez, aclaró que para impulsar el rinde, la base de nitrógeno debe ser de 30 kg/ha por tonelada producida (algunos de estos trigos bajan esta proporción a 27 o 28 kg/ha) y los niveles de fósforo deben estar por encima de las 16 ppm.
En respuesta a la demanda de los productores, los trigos Baguette, además de ofrecer altos potenciales de rinde y estabilidad, están acompañados por niveles adecuados de calidad y una sanidad en mejora continua -el mejor ejemplo lo ofrece el Baguette 620-.
El rompe techos
En esta campaña “estamos explorando los potenciales de rinde que ofrece el Baguette 820 en muy buenos ambientes agroecológicos del sur de Buenos Aires. Es un material que estará disponible para los productores la próxima campaña”, destacó Damián Torino, Gerente Comercial de Autógamas de Nidera Semillas.
“El Baguette 820 es un material que requiere frío, por eso se lo recomienda para las primeras fechas de siembra y, desmitificando estas fechas para los trigos de alto rinde, no tiene riesgo de vuelco. Los ‘Ochocientos’ tienen una ventana de siembra que va entre el 25 de mayo y el 20 de junio”, puntualizó Latorre.
“Esta variedad es un muy buen ejemplo de los aportes que ofrece el programa de trigo de Nidera. La inversión en tecnología es constante”, expresó Torino. “Tenemos varios materiales en ensayos de testing que saldrán al mercado en las próximas campañas. Ponemos mucho esfuerzo no solo en ofrecer la mejor calidad genética sino también un enorme bagaje de conocimiento de manejo que ayuda a que los productores alcancen los potenciales de rinde que ofrece cada ambiente. Detrás de cada hectárea de trigo hay un gran valor tecnológico, por eso es tan importante que los productores acompañen esta evolución constante reconociendo la propiedad intelectual”, recordó el gerente de Autógamas.
El asesor Jorge González Montaner también participó del encuentro y expresó que se buscan materiales que superen variedades con mucho desarrollo como el Baguette 802, o el 620, que están ocupando gran parte del área. Ahí aparece el Baguette 820, que viene a agregarle más potencial y estabilidad al sistema. “En los ensayos que estamos llevando a cabo se lo ve con muy buena expresión”, dijo.
Al referirse a las claves de la campaña, el asesor destacó que “en materia sanitaria, los trigos se enfrentan a la presencia de virosis, que no se pueden controlar con nada. Por eso es importante evaluar la susceptibilidad de los materiales”. Aunque en lo que hace a enfermedades foliares ha sido una campaña relativamente tranquila, Montaner alertó: “ahora hay que estar muy atentemos a la presión de roya negra que es la enfermedad final que termina afectando muy seriamente”.
La elección del lote, del antecesor y del paquete nutricional continúa siendo clave a la hora de sembrar trigo. “En esta campaña es sorprendente las respuestas que estamos teniendo al azufre”, puntualizó. En lo que hace a control de malezas, nabolsa y raigrás son los grandes problemas del trigo. “A la primera hay que controlarla temprano para no generar problemas de fitotoxicidad, que sumados a las heladas han ocasionado varios golpes esta campaña”, dijo y alertó sobre otro tema crítico para el momento que viene: la disponibilidad de máquinas cosechadoras.
La sustentabilidad de los sistemas
“Estamos desarrollando modelos de producción alternativos en los que participan los cultivos de servicio para mejorar el nivel de nutrición, sanidad y de estructura de los suelos”, anunció Montaner y explicó que son experiencias que vienen realizando en varias localidades del Sur, en los que se compara el desarrollo de trigos y cebada con cultivos de servicio y sin ellos como antecesores.
“Los modelos nos ponen en un dilema de ir bajando el impacto sobre el ambiente y también de cuidar los costos”, dijo y observó que en esa región están yendo hacia modelos en los que se utiliza cada vez más nitrógeno, que afectan seriamente el ambiente. “Son suelos que van perdiendo calidad y tenemos que ir recuperándolos. El desafío es buscar un nitrógeno más orgánico y los cultivos de servicios aparecen como herramientas que aportan no solamente nitrógeno sino también mejoran todos los conceptos físicos y químicos de los suelos. Eso nos permite bajar insumos y nos ayuda a controlar malezas, que es un problema gravísimo de esta época”, expresó.
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