Reflexiones entre lluvias de inversiones, brotes verdes y segundos semestres
Por Alejandro Di Palma (*)
Mientras el debate que se plantea hoy, es el affaire entre “la Mitre” y Aníbal Fernández (ya desmentido por ambos), los temas medulares son el arreglo con los acreedores que duró demasiado y no sirvió para nada, la negociación con el FMI, que es esencialmente una extraña manera de presionar a un acreedor prolongando la negociación mientras se paga religiosamente con los escasos dólares.
Un nuevo consenso fiscal, cerrado entre “gallos y medianoche”, que sólo permite subir impuestos, pero curiosamente nos dará previsibilidad, sustentabilidad y sostenibilidad.
Un prometido aumento tarifario que reducirá el gasto público, transfiriendo todas “las pretensiones de las empresas” (sin chistar), sólo a un “determinado grupo de usuarios” a través de una “misteriosa y certera” segmentación que acaba de diseñar un staff de científicos.
Las inversiones chinas en criaderos porcinos, esas que prometían cambiar la matriz exportadora que el país sostiene desde el siglo XIX, desde los granos hacia las carnes, que terminaron previsiblemente siendo sólo “cuentos chinos”.
La fallida nacionalización de Vicentin que prometía una “empresa testigo”, pero terminó en una cortina de humo que explica que el caso “González Fraga” se haya invisibilizado, idéntico acto de prestidigitación que hizo desaparecer u$s 800 millones y más de $ 2.000 millones en créditos otorgados entre agosto y diciembre de 2019 a esta empresa.
Una pandemia que se terminó por decreto en enero para dar lugar a un presupuesto 2021 que prometía un flagrante ajuste y el cual fue aún “subejecutado”.
La megainversión en hidrógeno verde, u$s 8.400 millones que fueron gestionados por un vendedor de “aceto balsámico” y ex puma, inversión que nunca fue anunciada en su país de origen por la empresa “Fortescue” (Australia), anuncio de inversión que duró sólo una semana.
Una promesa de inflación al 33%, de la mano de la quita de poder a Roberto Feletti y un empoderamiento a Matías Kulfas, un ministro que mostró gran predisposición para tocar los temas productivos relevantes… pero sólo con el “círculo rojo”.
Un misterioso plan plurianual que no pudo ser acordado con nadie a fin de respetar su carácter “secreto”, lo único que sí sabemos, es que promete la inmediata aniquilación de la pobreza de la mano de crecimientos a “tasas chinas”.
La ley que se propone para la promoción de inversiones hidrocarburíferas, no es una anomalía, sino la construcción “metódica y deliberada” de un modelo de negocio despiadado, basado en el crecimiento ilimitado de sectores concentrados, una formidable transferencia hacia las empresas productoras, a las cuales, entre otras cosas se les asistirá con dólares subsidiados y se les permitirá exportar sin liquidar las exportaciones.
La relación con el campo y correspondiente “lluvia de dólares” consecuencia de una producción sin precedentes, quedó en manos de Julián Domínguez y su tan brillante como original idea de materializar “fideicomisos”, no sin advertir, “en estricto off” su oposición a las retenciones, pero, eso sí, adhiriendo a la importación de carne porcina en volúmenes que no tiene antecedentes históricos, sustituyendo de esta forma, tanto producción como mano de obra nacional.
Un Martín Guzmán intocable, que bien podría protagonizar el papel de Ángel Magaña en la remake de la película “Su mejor alumno” (Lucas Demare, 1944), esta vez en clara referencia a su relación (la de Guzmán) con el FMI.
Más allá de lo difícil que parece ser cobrar impuestos en pesos para pagar deuda en dólares, se nos asegura un rebote que sólo unos pocos disfrutan… sólo que siempre los mismos.
El falso festejo de la elección perdida sirvió para mantener unida a la tropa, pero también nos embriagó y hundió en lo más profundo del relato. La realidad nos sorprendió (?) con un baldazo de agua fría para apagar tanta soberbia y desconexión con la realidad, simplemente no se pudo aprobar el presupuesto 2022, un presupuesto diseñado con el 33% de inflación al que pretende aferrarse Guzmán. Todos sabemos que es “una fantasía”, una mera “expresión de deseos”, tanto así como un pasaporte (de Guzmán) para direccionar ingresos fiscales resultantes de una inflación muy superior, de manera absolutamente discrecional.
El resultado de las elecciones simplemente ratificó esa sentencia que nadie puede evitar, “no se vota solamente con el bolsillo, pero ninguno lo hace contra el bolsillo”.
Mientras tanto
La agenda política está absolutamente disociada de la problemática social. Esto quedó plasmado en la modificación de la ley que regula las reelecciones de los intendentes de Buenos Aires, tratada en sesiones especiales.
La realidad, asimismo, nos muestra que estamos en un momento donde a pesar de que el oficialismo fue tremendamente castigado en la última elección, nos encontramos con una oposición que no se opone, por negligencia, impericia, falta de profesionalismo o inhabilidad aritmética. La demostración de lo anterior fue la aprobación del aumento de las alícuotas de Bienes Personales.
Difusión de los síntomas
La negación de todo lo anterior resulta exhibir alguna de las siguientes dos posibilidades: 1- Una penosa desinformación. 2- Una cerrada defensa corporativa.
Es que tanto la radicalización como la falta de interés abonan la inercia política que permitió llegar a estos niveles de degradación.
La tercera posición
Para quienes hemos podido advertir estos hechos, sólo tengo para decir que “hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”.
Realidad - Simplex et unum (simple y única)
Hace no tanto llamábamos “posverdad” a la decadencia del valor de la verdad en nuestras sociedades, a una forma de ejercer el juicio político mediada casi en exclusiva por meras emociones, creencias previas o por el idolatrado líder. Tapar, borrar, negar la verdad, entorpecer su búsqueda o disfrazarla con eufemismos ha sido una constante en nuestra historia.
Sin embargo, lo simple es lo que se ve tal cual es, a primera vista, inmediato, sin pliegues. Lo asociamos a la autenticidad. Lo simple es lo que reconocemos al verlo, sin mezcla… ¡la realidad!
Abstrayéndose de la realidad, primero Mauricio Macri y ahora Alberto Fernàndez, abonaron la idea del día a día como una virtud… ¡Así estamos!
(*) Empresario. Titular de Bioder SA.
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