Hasta siempre, Enzo
Por Sociedad Rural de Gualeguaychú
La desaparición física de Enzo Bocalandro ha sido una pérdida que deja una profunda sensación de vacío en nuestra entidad.
Su componente humano, sumado a la enorme capacidad de gestión, será una huella indeleble que permanecerá entre nosotros, sin que ello quite que en lo cotidiano ya comencemos a extrañar su presencia.
Nos preguntamos aún –conscientes de no encontrar respuestas– si es cierto que ya no está, tratando de comprender una realidad lacerante que lastima y duele en el alma.
Entusiasta, motivador, emprendedor, frontal, visceral, ingenioso, Enzo supo ser en los últimos años un verdadero impulsor de ideas para la vida tanto de la Sociedad Rural Gualeguaychú, como de Farer.
Su simpleza no le permitía estar delante de los flashes. El protagonismo no era su incentivo, todo lo contrario. Su felicidad estaba en el deber cumplido, en la tranquilidad que deja la tarea realizada.
Su mano invisible estuvo en una infinidad de acciones que tal vez ni él quisiera que recordemos ahora. Pero es justo que al menos traigamos a la memoria su enorme aporte a una mirada moderna y necesaria en el aspecto comunicacional de las entidades agropecuarias en su lucha contra los discursos deformantes; fue artífice fundamental en la puesta en valor y recuperación de las Exposiciones Rurales de los últimos años; bregó incesantemente para conectar lo educativo y formativo profesional desde la entidad; fue motor incansable del trabajo cotidiano y un colaborador extraordinario a las distintas gestiones de Farer.
Poseedor de una fuerte personalidad, Enzo combinaba lo resolutivo y la vehemencia para encarar los objetivos, con una tendencia permanente a reducir las revoluciones diarias compartiendo momentos donde lo laboral y lo gremial dejaban lugar a la amistad como combustible de un fogón inapagable.
Nos quedará por siempre su impronta. Recordaremos a cada paso sus acaloradas intervenciones. Disfrutaremos su legado y trataremos de continuar algunas ideas que nos han hecho mejores.
Enzo, ahora estás con Dios. Y perdurarás por siempre en cada uno de nosotros.
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