El campo dice basta de jugar con el pueblo argentino
Por Sociedad Rural de Rosario
El pasado 5 de marzo se publicó en el Boletín Oficial la resolución 3/2022 originada entre los Ministerios de Agricultura y de Desarrollo Productivo, conformando la creación fondo anticíclico agroalimentario, fideicomiso, con el argumento de desacoplar los precios internacionales del trigo y del maíz, de los precios internos. Ocho días después, Agricultura suspende las exportaciones de los principales productos de exportación, como el aceite y la harina de soja, paso previo a un posible aumento de retenciones.
A esta altura, con tanta información pública disponible, afirmar que el precio de los alimentos depende del precio de los productos agropecuarios ¡es falso! El Gobierno sólo tiene la necesidad de buscar un culpable, ante la falta de voluntad política de ajuste del gasto público y de frenar la inflación, presionando al agro con más posibles retenciones.
La incidencia del costo del precio del trigo en el pan es sólo del 12%, mientras que el resto del precio lo componen los eslabones de la cadena comercial y el Estado a través de impuestos nacionales, provinciales y municipales, que se queda con el 22%. Otro componente importante en el precio de los alimentos es la logística que tiene dentro de sus costos un 40% de impuestos (nacionales, provinciales y municipales). Seamos responsables, para contener el aumento en el precio de los alimentos hay que disminuir la presión impositiva.
El Gobierno argentino aplica retenciones al agro desde 2002 generando más pobreza, desempleo, estancamiento y desconfianza crónica. Copiemos ejemplos de países productivos, como Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, que no aplican retenciones, pagando precio pleno al productor agropecuario y al tipo de cambio libre, generando el desarrollo de la sociedad en su conjunto.
Cabe destacar, que dos de cada tres dólares que ingresan al país provienen de las exportaciones que genera la producción del agro. Seguir hundiendo en impuestos al productor es suicida para el país, porque sin rentabilidad no podemos sostener el trabajo y la producción, empujando a la quiebra a la sociedad argentina.
Si bien los precios internacionales se han incrementado notablemente, los costos para el productor van a la par, pero el desdoblamiento cambiario quita valor a la producción. La actividad agropecuaria, además, es a cielo abierto, siempre afectada por los designios climáticos, tan graves como la sequía actual y extremas como las quemas.
La Argentina debe aprovechar esta oportunidad favorable del alza de los precios de los commodities, para sostener y lograr expandir su producción primaria y así contribuir a una economía estable.
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