Una alternativa ante el sostenido faltante de combustibles
Por Alejandro Di Palma (*)
Ante un faltante de combustibles que lleva meses y que fuera denunciado formalmente por nuestra cámara (Estaciones de Servicio Autoconvocadas) en nota al ministro Darío Martínez el 18 de octubre pasado y luego en un zoom con la secretaria de Hidrocarburos de la Nación, Maggie Videla, luego de la cual se formalizó una nota de misma fecha 1 de noviembre de 2021, vemos que todas las advertencias y las denuncias fueron desatendidas y negadas.
En ese momento, desde la Secretaria de Energía aseguraban no tener noticias de desabastecimiento y ante tan inverosímil declaración se le preguntó si la secretaria poseía inspectores que estuvieran relevando el necesario abastecimiento; la respuesta fue que no se poseía una forma autónoma de verificar esto, lo que motivó la próxima pregunta: ¿Qué información es la que resulta fundar la sentencia de la Secretaría de Energía de que no existe desabastecimiento? La respuesta fue que es la declaración de las empresas petroleras.
Se propuso cambiar la matriz de la información por un observatorio que podría llevarse adelante a través de nuestro sector, por supuesto que todo esto fue desestimado. Digamos que, desde hace mucho tiempo, la única acción de la secretaria de Energía, en este tema, resulta ser la de “esconder la basura debajo de la alfombra”, es decir evitar el reconocimiento de un problema esperando que éste desaparezca como por arte de magia. Meses después, estalló el conflicto internacional Rusia - Ucrania y los precios de la energía (incluyendo los de los combustibles) se dispararon agravando la problemática. A esta altura vemos que la única magia que se puede verificar, es la de la desaparición en forma sumaria, de la oferta del gasoil, un acto de prestidigitación que resulta la envidia de David Copperfield.
“La mesa”, una curiosa solución
Ayer nos enteramos de que la única acción que llevaría adelante el Gobierno es una “mesa de trabajo” destinada a monitorear el suministro. Una mesa de trabajo donde se invitaron a productores de biodiesel, representantes del campo, directivos de YPF y representantes del Gobierno entre ellos el secretario de Energía.
Tristemente vemos que se pretende seguir delante invisibilizando la problemática sin solucionarla, esta conclusión surge de la omisión de sumar a este “observatorio” al Sector de Estaciones de Servicio, quien es el único actor con capacidad inmediata de advertir faltantes en la oferta de combustible, por lo tanto reiterando conceptos, es una maniobra en el sentido de invisibilizar la problemática, como siempre lo fue.
El Gobierno, asimismo, declara abiertamente que “la intención oficial final es que el propio sector privado alcance un acuerdo, sin intervención formal del Gobierno”. Si para resolver problemas (que, a esta altura, se tornaron gravísimos por la dolosa inacción del Gobierno, que permitió la desaparición de la oferta de combustible), no fuera necesaria la participación activa del Estado.
1- ¿Para qué necesitaríamos un Estado?
2- ¡Cuál es el rol que cumplimos los que exigimos la acción franca del Estado para garantizar la oferta de energía como asimismo para administrar la renta de la cadena de valor?
Comentarios distópicos
Sobre este tema de “la mesa” como posible solución, veamos algunos comentarios que se ventilan:
”Desde mediados de febrero, las ventas de gasoil grado 3 (premium) se concretan con una pérdida de 350 dólares por metro cúbico o de casi $ 40 por litro. La Argentina importa el 30% de la demanda de diesel, que estacionalmente es más alta en esta época del año”… podemos observar cómo el Gobierno permite que impunemente se ventilen números totalmente descabellados sin mostrar ninguna documentación, mientras las pymes (estaciones de servicio) sostienen sus negocios abiertos con cuantiosas pérdidas económicas, mientras sólo se presenta como noticia que las empresas más concentradas y poderosas del país dicen perder dinero sin exhibir ningún documento probatorio.
Otra de las justificaciones ventiladas es: “En el sector apuntan que el retraso del precio del gasoil frente al resto de los precios de la economía estimula el consumo en el mercado interno”. Una curiosa teoría que contrasta con una realidad inapelable, los precios de la polenta, los fideos y el pan se encuentran igualmente retrasados, sin embargo no se verifica el efecto que sostienen las petroleras de “estimulación de la demanda”.
Utilidad pública
Resulta que el problema medular que hoy explica esta desaparición de oferta, está relacionado con un tema tan obvio y esencial que nadie se atreve a exhibir por lo descabellado: “El volumen que un Estado puede permitir destinar a la exportación de una determinada producción, surge del volumen total producido localmente de ese bien, menos el volumen que requiere su mercado interno. Ese es el saldo exportable”
Luego si repasamos las declaraciones oficiales, a saber: “El crudo se volcará al mercado interno y, así, no será el Gobierno quien deba cerrar el grifo de las ventas al exterior, lo que implicaría una mala señal para las inversiones en Vaca Muerta, que se quieren estimular”. Esto no sólo es la negación de razón más básica que fuera enunciada, sino que es la demostración de que el crudo claramente se exportó dejando al mercado interno sin abastecimiento, lo que en sí mismo significa un formidable despropósito conceptual, el que fue aceptado por este gobierno. La inacción de gobierno no sólo se puede verificar en estas acciones (o inacciones) que explican el actual status quo.
Estamos ciertamente ante un caso de violación a la “utilidad pública”, podemos afirmar que habrá utilidad pública cuando un bien o servicio, de actividad industrial o cultural, resulten de interés o conveniencia para una importante mayoría de la población, y que resulte ser considerado por el poder público, como de primordial importancia protegerlo o proporcionarlo.
Vemos que, en este caso, fue continuo el incumplimiento del concepto de “utilidad pública”, posición asumida por acción u omisión por parte del sector de estaciones de servicio, las empresas petroleras e inclusive y gravosamente, de la administración pública y que ha provocado la desaparición de la oferta en el mercado interno.
En este punto también debemos señalar lo siguiente: toda reducción del consumo doméstico, explicaría un aumento en la exportación con una ventaja económica para la empresa productora (por sobre la venta doméstica). Es entonces vital el cuidado de las condiciones que le sean impuestas al consumidor local para acceder al consumo del bien, esto es, si su precio es demasiado alto, el consumo de ese bien se reducirá y en las actuales condiciones, el productor se beneficiaría exportando, es por eso que se requiere de un Estado inteligente, informado y en vigilia permanente, a fin de evitar maniobras que deteriorarían algunos estándares de calidad de vida como lo es el consumo energético.
Una posible solución
Éste es un caso donde la mejor solución es la más simple y la más obvia: la modificación de los derechos de exportación que presionarían sobre la exportación atendiendo la demanda interna.
Resulta entonces urgente y necesario aumentar durante este tiempo entre 4 y 8 puntos porcentuales, los derechos de exportación del petróleo crudo, no sólo para sostener el mercado interno, sino para llevar adelante la materialización de un fondo específico que ayude en el financiamiento para la importación invernal del gasoil y el GNL.
Con los actuales valores del petróleo, que superan sobradamente los U$S 100 por barril, esta colaboración propuesta que deberían ofrecer los exportadores, sería absolutamente marginal en su ecuación económica.
Notar que nadie ha osado iniciar un debate sobre la posibilidad de aumentar los derechos de exportación, que hoy son un 8% en el petróleo crudo, y que representan un valor absurdo en una coyuntura caracterizada por un súper precio de los commodities, una complicación económica tremenda del país y un franco desabastecimiento de combustibles en el mercado interno.
El hecho de no haber planteado esta alternativa como posible solución está desnudando un franco sesgo ideológico, o bien escondiendo un debate medular en un país donde sobran aquellos que postulan como la única salida posible de la actual crisis, la exportación, la cual radicalizada explica un camino que esconde la destrucción del mercado interno y la degradación del país como potencia de consumo. Un camino que si seguimos transitando deberemos reformular el concepto de “utilidad pública”.
Como corolario me permito asegurar que, mal que nos pese, no estamos frente a un gobierno de científicos.
(*) Empresario paranaense. Titular Estación de Servicio de Laurencena.
Archivo relacionado: Descargar
