Educación ambiental en un área natural protegida
Por Norberto Muzzachiodi (*)
Nuestro planeta es el hogar de innumerables especies que interaccionan con el medio. Estas interrelaciones nos permiten obtener el aire que respiramos, los alimentos que comemos, los materiales que usamos.
Las acciones humanas inadecuadas, sin embargo, están produciendo que haya un alto porcentaje de especies en peligro de extinción, asociadas a procesos de deterioro del hábitat y otros factores ambientales.
En diciembre de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 3 de marzo como el Día Mundial de la Vida Silvestre para fomentar la concienciación sobre el valor de la fauna y flora salvajes. Como explica el informe “Vida de Ecosistemas Terrestres”, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, los bosques cubren el 31% de la superficie de la Tierra y alrededor de 1.600 millones de personas de todo el planeta dependen de ellos para su subsistencia. Teniendo en cuenta que nos dan aire, agua, alimento (y mucho más) su cuidado resulta esencial.
Comenzar a valorar nuestros recursos naturales, sustento de la vida en el planeta y de las posibilidades de desarrollo, debe ser una prioridad de nuestra sociedad. La educación ambiental, en este marco, es una herramienta probada para promover un cambio en la forma en que nos relacionamos con el ambiente.
La importancia de la protección de la fauna silvestre en nuestro país ha tomado un campo de estudio significativo en los últimos años, elaborándose listas rojas de la biodiversidad y priorizando acciones de conservación y manejo sustentable.
Introducción y contexto general
Históricamente se han desarrollado distintas actividades de sensibilización y concientización en busca de promover la reflexión sobre la problemática de la fauna silvestre, conducentes a mitigar la necesidad de información con el aumento de la capacidad de reflexión, en busca de lograr acciones conducentes a forjar un cambio de actitud efectiva sobre la fauna silvestre entrerriana.
Actualmente, los recursos naturales son aprovechados por el ser humano para satisfacer sus necesidades como su alimentación, la salud, su economía y el ocio. Todos ellos se han convertido en una fuente de vida y desarrollo para la comunidad que habita en este lugar. En el momento que el hombre hace uso de estos recursos no sólo obtiene beneficios personales, sino también contribuye al desarrollo local de la comunidad. Este aprovechamiento deberá indiscutiblemente estar basado en los tres ejes de la sostenibilidad: el ambiental, la sociedad y lo económico. Es decir, producir manteniendo el comportamiento amigable con el medio ambiente sin comprometer los recursos para las futuras generaciones.
Los ecosistemas de la región se están deteriorando y en consecuencia su biodiversidad se reduce velozmente a tasas alarmantes, contrariamente a lo que promueve el Objetivo 15 (…proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad…). Según el índice planeta vivo 2020, que da seguimiento a casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios de todo el planeta, entre 1970 y 2016, se produjo una disminución media de biodiversidad del 68%. Esta dinámica es especialmente pronunciada en el trópico americano, donde alcanza al 94% de las poblaciones estudiadas.
Es una realidad que la fauna silvestre se encuentra amenazada debido a una insuficiente valoración de su importancia ecológica debido a una causa importante: el desconociendo.
Esta causa se debe a una perspectiva cultural utilitarista que reduce al concepto de fauna como un recurso natural más, del cual se puede obtener alimento, materias primas, o bien como objeto comerciable con fines ornamentales, o también como plagas por presuntos ataques a animales domésticos. Valorar la fauna silvestre en torno al uso e importancia requiere un esfuerzo por entender los lazos culturales y sociales de la comunidad hacia la fauna silvestre o sus aprensiones.
Desde hace un tiempo las Áreas Naturales Protegidas privadas se han convertido en opciones de diversificación productiva en el sector rural mediante la conservación y el manejo adecuado de los ecosistemas naturales. Éstas contribuyen al mantenimiento de servicios ambientales vitales y al mismo tiempo generan empleos e ingresos en las regiones en donde operan. De esta manera se han convertido en modelos productivos sustentables dignos de replicarse porque generan acciones educativas que impactan directamente en el territorio que las rodean.
La conservación requiere de una comunidad que participe, que esté informada y que apoye las distintas estrategias. Entonces la educación es uno de los pasos esenciales para revertir las amenazas que sufre la biodiversidad. Para generar un gran cambio de comportamiento en favor de la conservación es necesario llegar a políticos, docentes, alumnos, productores y pobladores rurales y toda su población en su conjunto. Esto es desarrollar e implementar junto a ellos estrategias de educación y conservación.
De este modo, concientizar sobre la importancia de la fauna silvestre del bosque nativo presente en la provincia dimensionando la biodiversidad y señalando las especies amenazada y en peligro de extinción, se vuelve un objetivo específico del proyecto ANP La Esmeralda. Es decir, vincular a la comunidad educativa y a la comunidad rural, en las actividades de educación ambiental y de aula ambiental, sobre resignificación de la biodiversidad del Bosque Nativo del Espinal, a partir de desarrollar una relación de respeto y conservación conociendo las acciones de producción y conservación en un Área Natural Protegida privada.
En términos específicos, el proyecto tiene por fin ampliar y precisar el conocimiento sobre la fauna silvestre y evaluar el impacto dentro del bosque del Espinal. También ofrecer el espacio del Aula Ambiental del ANP La Esmeralda para valorar las estrategias de conservación y manejo sustentable de una Reserva de Uso Múltiple. Realizar talleres sobre biodiversidad, acompañado de actividades lúdico-pedagógicas, con el fin enlazar la comunidad a los procesos de conservación de biodiversidad provincial.
El gato montés, una especia bandera
El gato montés (Leopardus geoffroyi) es una especie ampliamente distribuida en el país, ocupa numerosos tipos de hábitat donde es usualmente la especie de felino más abundante. Es tolerante a la modificación y degradación del hábitat, y está presente tanto en zonas bien conservadas como en sitios altamente modificados por la actividad antrópica, ya sea por la actividad agropecuaria o por urbanización. La buena salud de los ecosistemas depende de un entramado complejo de relaciones, en el que quienes están al tope juegan un rol fundamental, que hasta el siglo pasado el puma ocupaba y en la actualidad los ocupa el gato montés.
Este felino tiene hábitos principalmente crepusculares y nocturnos. Se adapta a los ambientes muy diversos prefiriendo sitios arbolados como también ambientes con mucha agua. Es buen trepador y nadador y de día suele descansar oculto en árboles. Se alimenta de pequeños mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces.
Incluso ha expandido recientemente su rango de distribución, pese a ello, está sometida a altos niveles de mortalidad, fundamentalmente por cacería en represalia (i.e., por depredar sobre aves de granja) y atropellamiento en rutas.
Se han reconocido dos grandes causas históricas que han puesto peligro al gato regionalmente: la pérdida del bosque nativo y la presión de caza que sufrió, codiciado por su piel, hasta entrados los años 80. En Entre Ríos es considerada un enemigo de los pobladores rurales que no dudan en trampearlo o cazarlo cuando detectan su presencia cerca de casas o gallineros.
Actores involucrados
La estrategia de educación ambiental está pensada para la participación de toda la comunidad, actores institucionales, productores rurales y comunidad educativa (escuelas cercanas al ANP, alumnos FCA-UNER).
Resulta pertinente resaltar que la educación ambiental está orientada para todo aquel que tenga interés en conocer más de su territorio. Lo importante es que se pueda lograr una resignificación de biodiversidad y ambiente, para orientar las relaciones hombre - fauna silvestre en su hábitat, logrando así la protección a la biodiversidad.
La estrategia de educación ambiental se hará a partir de Aulas Ambientales vistas como espacios propicios para la enseñanza y para propiciar la sensibilización, formación e investigación ambiental a partir de la experiencia con el ambiente natural.
La educación ambiental se ha convertido en una herramienta de fomento de procesos de transformación sociocultural, que propicia reflexiones hacia nuevas formas de pensamiento que buscan mejorar las actitudes, prácticas y comportamientos que tienen las comunidades de la región sobre sus territorios. Y, de paso, brinda la oportunidad de revalorar y potenciar la presencia y el papel que cumple la fauna silvestre en el territorio.
(*) Licenciado en Edafología, docente extensionista, integrante del ANP La Esmeralda.
En la foto, una vista aérea de ambientes naturales y antrópicos coexistiendo en un mismo lugar.
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